domingo, 24 de agosto de 2008

- ¿Volviste a publicar?
- Pues sí, sin darme cuenta me encontré frente al monitor escribiendo y dándole click al rectángulo naranja: PUBLICAR ENTRADA.
- Pero te habías negado a hacerlo. ¿Qué pasó?
- Aun no lo sé, pero creo que es algo bueno ¿no?
- Eso lo decides tú, mientras tanto yo disfruto haciéndote pensar en el porqué de tu cambio.
- Basta de esta plática, agarremos el lápiz y a escribir.

Detrás de esos parpados cerrados, se guardaba la mirada inocente: la mirada de niña que todo quería saber. Detrás de esos parpados, tus lágrimas forman un ejército que está preparado para declararle la guerra a sus labios, porque ya no están dispuestas a seguir cayendo cada vez que él se desaparece con el reflejo del sol de abril.

Todas ansiosas y rebeldes, justo como tú eres. Algunas llegan a rozar tus labios y ahí desaparecen; otras logran sortear el reto y se dejan caer bajo tu barbilla. Descienden lentamente hacia el suelo, torneando tu cuerpo sin siquiera tocarlo, todo a través de su brillante transparencia. Dos lágrimas chocan contra tus piernas y parecen explotar como fuegos artificiales, tus muslos son la pólvora que las hace estallar.

No todas llegan al destino planeado, pero las que lo hacen está decididas a nunca volver a humedecer tus ojos, es por eso que idearon esta revolución.

Misil Azul