Detrás de esos parpados cerrados, se guardaba la mirada inocente: la mirada de niña que todo quería saber. Detrás de esos parpados, tus lágrimas forman un ejército que está preparado para declararle la guerra a sus labios, porque ya no están dispuestas a seguir cayendo cada vez que él se desaparece con el reflejo del sol de abril.
Todas ansiosas y rebeldes, justo como tú eres. Algunas llegan a rozar tus labios y ahí desaparecen; otras logran sortear el reto y se dejan caer bajo tu barbilla. Descienden lentamente hacia el suelo, torneando tu cuerpo sin siquiera tocarlo, todo a través de su brillante transparencia. Dos lágrimas chocan contra tus piernas y parecen explotar como fuegos artificiales, tus muslos son la pólvora que las hace estallar.
No todas llegan al destino planeado, pero las que lo hacen está decididas a nunca volver a humedecer tus ojos, es por eso que idearon esta revolución.
Misil Azul
domingo, 24 de agosto de 2008
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